El poblado de Santa Lucía, ubicado cerca de Tegucigalpa, cada vez más se convierte en destino de moda como lugar de descanso de la élite hondureña. Se compran parcelas de terreno, se construyen chalet y bungaloes y se crean “clubes privados para el descanso y la distracción”. No obstante, aún se conserva el encanto de la antigua San Lucía: provinciana, soñolienta y hundida en el pasado.
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