Cita Iberoamericana en Panama
18 de Noviembre de 2000
Bajo el ambicioso lema de "Unidos por la niñez y la adolescencia, base de la justicia y la equidad en el nuevo milenio", los gobernantes suscribirán un programa de intenciones para aliviar los mayores problemas que hipotecan el futuro de la infancia y, por tanto, de sus países. Los más llamativos se refieren a garantizar el derecho de todos los niños a la educación y la sanidad, protegerlos de la explotación laboral y sexual y sacarlos de la marginalidad social y el mundo de la droga.
Según datos de Unicef, que ha presentado varios documentos e iniciativas ante la cumbre, sólo el 22 por ciento de los niños latinoamericanos reciben atención médica al nacer, un 4 por ciento muere antes de los cinco anos, y un 26 por ciento tiene deficit de vacunas. La mitad de la poblacion adolescente de la región nunca se matriculará en la escuela secundaria y un 15 por ciento trabaja antes los 18 anos.
Esta la primera vez, en los diez años de historia de las cumbres, que una de ellas se centra en los problemas de la infancia. (MTG/AFP/EFE)
CASTRO Y FUJIMORI, LAS ESTRELLAS DE LA CUMBRE
El Presidente de Cuba, Fidel Castro, arribó en medios de estrictas medidas de seguridad: a las pocos momentos de llegar a Panamá, el denunció que «elementos terroristas» han sido enviados a este país.
El Presidente del Peru, Alberto Fujimori, ha sido otro de los protagonistas, en ausencia. Se esperaba su llegada a Panamá por cuanto su país sería el encargado de organizar la próxima cumbre, pero anunció que no asistirá.
Temas ajenos a reunión acaparan interés. Moción salvadoreña para condenar a ETA y Plan Colombia desvían la atención del tema central, que este año es la infancia.
Como en otras reuniones internacionales, temas "paralelos" parecen sobresalir por sobre la agenda fijada para la X Cumbre Iberoamericana.
El tema "oficial" es el drama que viven millones de niños y adolescentes pobres de la region. Sin embargo, una propuesta salvadoreña de condena a ETA rechazada por Cuba, la crisis interna que vive Perú, cuyo Presidente Alberto Fujimori es el gran ausente de la Cumbre, y el Plan Colombia, acaparan la atencion de los participantes y de los medios de comunicación.
En la cita que se inauguró en Panamá dos temas fuera de agenda dominaron las discusiones prelimlnares.
Uno tiene que ver con una iniciativa salvadoreña que solicitó incluir en la declaracion final de la Cumbre una condena al grupo separatista armado vasco ETA, a lo que Cuba se opuso tenazmente.
La decision causó un bochornoso incidente cuando la delegación de La Habana que participaba en la redacción de la Declaracion de Panamá se retiró imprevistamente de la reunión.
Pero las cosas no quedaron allí. La buena relación que han formalizado Venezuela y Cuba hizo que la delegación de Caracas apoyara la posición cubana.
Para calmar los ánimos, el canciller panameño, José Miguel Aleman, que actúa como vocero de la renion, minimizó la pelea en un tono diplomático.
"Cuba se retiró de la discusión para permitir el consenso. Expuso situaciones particulares, pero expreso solidaridad hacia España y al pueblo y su condena al terrorismo", sostuvo.
Estas "situaciones particulares", como las definió Aleman, fueron una agria exposición que se convirtió en una suerte de reclamo a España y las restantes delegaciones por su "silencio" de 41 años en tomo a lo que Cuba llamo el "terrorismo de Estado" practicado por Estados Unidos contra la isla.
El tema quedo pendiente para la discusión de los gobernantes.
El otro tema fuera de contexto y que también causó un "impasse" se produjo a raíz de una convocatoria panameña a debatir el Plan Colombia entre ministros de Defensa de cinco paises vecinos, con la exclusión de Bogota, lo que desencadenó una airada reacción del gobierno del Presidente Andrés Pastrana.
Panamá invitó a debatir los efectos del polémico plan de pacificacion colombiano a los ministros de Defensa de Bolivia, Brasil, Ecuador, Peru y Venezuela para el próximo 2 de enero, segun informó el Ministro de Gobierno y Justicia de Panamá, Winston Spadafora.
"Eso resulta, por decir lo menos, una falta de respeto con un país que requiere de solidaridad y cooperación, y no este tipo de acciones", replicó el canciller colombiano, Guillermo Fernández de Soto, al referirse a la cita del proximo 2 de enero.
(Por Erika Luters Gamboa, EL MERCURIO, 18 de Noviembre de 2000)