En Argentina publicaron un volumen de tres tomos con 700 cartas del mítico escritor del boom
24 de Agosto de 2000
Cortázar es una persona que contaba muy poco su intimidad. Sobre todo destacan asuntos editoriales, de política, preocupaciones literarias. Es muy autorreferencial. Reflexiona sobre su obra, la escritura y el compromiso del escritor, que es el tema en los años '50 y '60", ya considerada un "documento histórico". Tan interesante como las misivas son sus interlocutores: desde Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Italo Calvino o el chileno Jorge Edwards hasta Graciela de Sola (una de las primeras estudiosas de su obra) y Gregory Rabassa (su mejor traductor al inglés). Con Roberto Fernández Retamar (intelectual cubano, actual director de Casa de Las Américas) también mantuvo una interesante relación, que da cuenta del entusiasmo que despertó en él la situación de la isla: "Me convencí de que una revolucion que tiene de su parte a todos los intelectuales, es una revolución justa y necesaria (.·.) No puede ser que centenares de escritores, poetas, pintores y musicos esten equivocados".
Merece especial atención la prolija correspondencia de Cortázar con su principal editor, Paco Porrúa, de Sudamericana Argentina, con quien se escribió larga y regularmente. En estas misivas ventila no sólo asuntos de publicación, sino también consideraciones estéticas que llevan a tender un lazo entre su labor epistolaria y su obra literaria.