La Paz, Bolivia
La primera impresión de La Paz puede expresarse con tres palabras: ¡Ciudad de contrastes! Su parte central no se diferencia en nada de las zonas modernistas de otras capitales latinoamericanas: las sedes de los bancos, de compañías internacionales de las instituciones estatales y de los complejos comerciales le dan a La Paz una imagen cosmopolita.Sin embargo, las faldas de esta enorme depresión, por la cual en un pasado muy remoto corría un impetuoso río de montaña y más tarde sirviera de asiento a La Paz, (3600 - 3800 metros sobre el nivel del mar), están literalmente cubiertas de “construcciones por medios propios”: casas muy sencillas de ladrillo barato en las cuales habita la mayor parte de la población de la ciudad, capital real de Bolivia.
Cada mañana, por las empinadas calles, los habitantes de estas laderas montañosas se dirigen a sus trabajos: pequeños comerciantes, policías, conductores de medios de transporte, constructores, jardineros, personal de limpieza. La inmensa mayoría de ellos la constituyen personas con sangre de indígenas quechua o aymaras.
La nota poética de La Paz se la brinda la montaña nevada Illimani (El Nevado de Illimani), que es el símbolo de la ciudad. El Illimani aparece en la etiqueta de la cerveza más popular de Bolivia “La Paceña”. Quizás sea porque para su elaboración se toma el agua del torrente montañoso del Illimani.
En las noches, La Paz es tranquila y confortable. Por lo general a esa hora ya no se producen manifestaciones, desfiles ni otras acciones de protesta: Bolivia está viviendo una época de reformas cardinales por lo que es inevitable que se produzcan actividades de este tipo.