Guaqui, Bolivia

Tiwy.com, Rem Sapozhnikov
Febrero 2008
A 15 kilómetros del centro arqueológico de Tiwanaku, camino a la frontera con Perú, se encuentra el poblado portuario de Guaqui. En tiempos pasados a través de este puerto se desarrollaba el comercio con Perú. Por el lago Titicaca navegaban con regularidad barcos entre Guaqui y el puerto peruano de Puno. Desde Guaqui, las mercancías continuaban su viaje por vía férrea a La Paz y a otros puntos de destino. Desde Bolivia, en dirección opuesta, se exportaba materia prima mineral.


El proceso de privatización asestó un golpe demoledor a la economía de Guaqui. La tan conocida ruta de mercancías y pasajeros resultó "poco eficiente". Para colmo, en 1984 el lago Titicaca le jugó una broma pesada a este poblado boliviano: inesperadamente su nivel habitual subió en dos metros lo que trajo como consecuencia la destrucción de las instalaciones portuarias, de edificios de vivienda y de la infraestructura de la ciudad. El edificio de la alcaldía quedó convertido en ruinas.


En 1985 el agua retrocedió tanto que el viejo puerto quedó inaccesible para los barcos. Se enfriaron también las calderas de las locomotoras de vapor: las mercancías comenzaron a trasladarse en transporte automotor de carga. La única opción que les quedó a las autoridades de la ciudad fue preocuparse por convertir el nudo ferroviario en museo. Además de las locomotoras convertidas en reliquias, en los antiguos depósitos se abrió un museo sobre la historia y la cultura de los pueblos que habitan las riberas del Titicaca. Un majestuoso monumento dedicado al personaje de los carnavales populares da vida al panorama de la ciudad.


La principal ocupación de sus habitantes es la pesca artesanal, la ganadería y una modesta agricultura. El nivel tan primitivo de estas actividades demanda esfuerzos considerables. Esto explica porque de día las calles de Guaqui están desiertas.


También la Casa de Justicia (tribunal) está desolada: los habitantes de Guaqui se esfuerzan por honrar la ley y no cometen violaciones graves de la legalidad.




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Desiertos también estás los puntos de venta de cerveza, dormitan los vendedores en los quioscos, no hay ni un solo feligrés orando en la vieja iglesia del Apóstol Santiago, construida en 1649. Los pasillos de esta escuela también dan la sensación de estar desiertos. Esta embarcación de totora ha "encallado" firmemente como queriendo simbolizar el estancamiento en la vida de Guaqui a la espera de cambios revitalizadores.
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