Venezuela: de 1992-Davos a 2012-Davos

Autor: Gerónimo Pérez Rescaniere//Aporrea.org
1 de Febrero de 2012
El 30 de enero de 1992, El Tiempo de Bogotá anuncia con tranquila naturalidad algo sucedido el día anterior:

Colombia y Venezuela: Acordada la Unión Aduanera: Libre comercio de 6.000 productos.
«Los presidentes de Colombia, César Gaviria, y de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, firmaron ayer un acuerdo de libre comercio bilateral, que permitirá desde el 6 de febrero la venta sin restricciones de seis mil productos fabricados por ambas naciones. El encuentro de los dos mandatarios se realizó en el aeropuerto de Maiquetía, 40 kilómetros al norte de Caracas, donde Gaviria realizó una escala de tres horas en su camino hacia Davos, Suiza.

No le había hecho falta al presidente colombiano subir a Caracas, el aeropuerto de Maiquetía es territorio venezolano donde se puede firmar un documento. Está hecha la unión aduanera colombo-venezolana propuesta o por mejor decir, impuesta, por el FMI.

También, pero al día siguiente, el «jefe Pérez» partió para Suiza, a la reunión del Foro Económico Mundial (WEF), hijo y nieto del gobierno mundial de Bildenberg. Era muy difícil que no se tratara el tema de la unión aduanera recién firmada entre Venezuela y Colombia. Es petróleo, es botín mundial. Acompaña a Pérez su elenco de ministros de la economía: Gerver Torres, Miguel Rodríguez, Moisés Naim. También va el multimillonario Gustavo Cisneros.

El mismo día los periódicos caraqueños anuncian la posible intervención policial en la Universidad Central de Venezuela. El presidente vitalicio del partido Acción Democrática, Gonzalo Barrios, afirma que «Si la Universidad llega a ciertos extremos, la intervención puede ocurrir con beneplácito de la gente».

De Davos —La Montaña Mágica de Thomas Mann— llegaban a Venezuela cables con declaraciones de CAP de sabor «populista» y otros, de los dichos ministros neoliberales, ofreciendo en negocio las escuelas, los hospitales, todo. Pero ningún dato más. El Tiempo de Bogotá ofrece un retrato a colores del presidente Gaviria en un balcón de hotel suizo, feliz, embutido en un abrigo de pieles gruesísimo. Al fondo hay un paisaje de montañas y nieve.

Llamado de urgencia ante rumores del golpe de Estado inminente, Pérez volvió. Era el 3 de febrero. El avión presidencial frena y tiende su escalera en la pista del aeropuerto de Maiquetía. Ahí está el ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, aguardando. Se acerca a CAP apenas toca tierra, caminan hablando en vía al edificio del terminal de pasajeros. ¿Qué hablan? Según una versión, Ochoa le advierte a Pérez sobre la inminencia de un pronunciamiento militar.

Según otra, que ofrecerá meses después el general Herminio Fuenmayor, enemigo jurado de Ochoa Antich, éste «fue al aeropuerto para detener al Presidente, pero se raja y lo que le dice a Pérez es que hay un golpe». Pérez parece escucharlo atentamente, al concluir la exposición le ordena: «Presénteme su renuncia mañana a primera hora».

Veinticuatro horas puede ser mucho tiempo. El día siguiente Venezuela se despertó con noticias de movilización militar, imágenes televisivas de un tanque de guerra que empujaba la reja del palacio de Miraflores. A las diez de la mañana apareció el comandante Hugo Chávez Frías. Dijo:

«Buenos días a todo el pueblo de Venezuela. Este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados del Regimiento de Paracaidistas del estado Aragua y Brigada de Blindados de Valencia. Compañeros, lamentablemente, por ahora nuestros objetivos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar mayor derramamiento de sangre. Por favor, reflexionen y depongan las armas. Vendrán otros momentos…».

Aquel oficial moreno, joven, flaco, está rodeado de enemigos y no tiene miedo. Hay fuerza e idealismo en él. El movimiento de hoy ha golpeado el arreglo internacional que preparaba Carlos Andrés Pérez, ya no se realizará. Y ha sucedido algo más: está entrando en conflicto la globalización.

En el libro Un empresario global, con prólogo de Carlos Fuentes, Cisneros evocará el clima que reinaba en la reunión de Davos. Se vivía un momento de eufórica plenitud por el triunfo mundial del capitalismo. Veinte años después vuelven a coincidir la Reunión de Davos y Hugo Chávez. Venezuela celebra triunfos, desarrollo, socialismo, el gerente de Davos, que debe ser ultraneoliberal, declara para el canal de TV Euronews:

“Estamos en Entropía. La gente estudia pero no sabe si tendrá empleo, trabaja pero no sabe si habrá jubilación”.


(De Cristóbal Colón a Hugo Chávez Frías, Capt. 24)
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