Contacto con extraños seres en Chile
Orietta Santa María
1 de Marzo 2001
En el mirador Las Piñas, tres personas observaron un haz de luz del cual emergieron extraterrestres que se arrastraban.
El cielo estrellado y la luna menguante invitaban a recorrer los senderos que rodean a Angol, en la Novena Región. El 16 de febrero pasado, Ingrid Sperberg, y dos amigos llegaron hasta el mirador Las Piñas, a un kilómetro de la ciudad, para disfrutar la vista. Lo que ellos vivieron moviliza ahora a ufólogos de las agrupaciones Ovnivisión y Geo, quienes viajarán a Angol, un sitio calificado de "zona caliente" por la gran cantidad de reportes de avistamientos de ovnis.
Ingrid es técnico forestal, su amigo Patricio Vallejos es analista de sistemas y vive en la Serena. Ese 16 de febrero había llegado a la ciudad para visitar a la joven. La tercera testigo del avistamiento es María Cristina Sepúlveda.
Los tres deambularon en automóvil por Angol para que Patricio, sordomudo, conociera la ciudad hasta que llegaron al mirador. "Nos estacionamos a unos 300 metros de un portón de fierro", cuenta Ingrid.
Se bajaron del auto, pero de pronto, en un sitio lleno de arbustos muy pequeños, a unos 150 metros, vieron una enorme luz muy blanca, muy brillante, que se elevó en forma vertical. Ingrid relata, vía telefónica, que "unos instantes después el haz de luz se abrió como un abanico grande, de colores en degradé, que iban desde un anaranjado, amarillo, rojo y finalmente de un color violeta... Esta cosa comenzó a moverse horizontalmente".
El temor a lo desconocido hizo que Ingrid se metiera al auto mientras sus amigos estaban de pie, asombrados por lo que veían.
"Entonces el haz de luz se cerró y quedó de un color blanco violáceo, se movió hacia la derecha y, en instantes, se transformó en una esfera, de unos dos metros de diámetro que desapareció detrás de los cerros", recuerda Ingrid.
La esfera se esfumó y casi instantáneamente se escuchó un sonido metálico. "En esos momentos miramos hacia el portón de fierro y vimos dos figuras de un metro y 20 centímetros de altura, aproximadamente. Pensamos que eran unos niños, pero a medida que avanzaban, nos dimos cuenta de que eran como una masa oscura, que no tenían ni manos ni pies... eran como sombras que se arrastraban", cuenta Ingrid.
Las "sombras" se detuvieron detrás del portón y en ese instante, "el ser de la izquierda atravesó el portón, giró a la derecha y volvió a cruzar el fierro", rememora la joven, quien todavía siente en sus oídos el sonido de unos metales que se golpean.
María Cristina no acepta hablar telefónicamente del tema. Ella declaró al diario Austral de Temuco que de las criaturas emanaba un lenguaje ininteligible, un ruido que escucha hasta ahora.
Oleadas
Desde Angol, el ufólogo Raúl Gajardo explica que este caso es "el más extraordinario que he visto en los 35 años que investigo el tema. Desde hace tres años tenemos oleadas de ovnis en que estos objetos suben verticalmente hasta unos mil 500 metros, después descienden y desaparecen con dirección sur". Agrega que las oleadas ocurren entre octubre y marzo.
Cristián Riffo, de Ovnivisión, acota que sólo el año pasado se registraron más de 700 avistamientos en el país y que en Angol hubo 60 reportes. Agrega que a veces las fallas tectónicas producen descargas de gas ionizado que liberan una energía que produce "luces telúricas".
("Las Últimas Noticias", Chile, 28 de Febrero de 2001 )
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