Museo Etnográfico de los Mineros (Museo Minero) - Oruro, Bolivia

Tiwy.com, Rem Sapozhnikov
Febrero 2008
Debo reconocer que para mi resultó una prueba muy seria el recorrido por las galerías y túneles del “museo”.



Por la insuficiencia de oxígeno, el corazón comenzó a trabajar a súper revoluciones y para el final de los 40 minutos de excursión ya me había convertido en un típico “reptil” y si vamos a ver, incluso en el plano teórico, ¡yo no había estado 10 horas dando pico y pala!

Si, ahora resulta comprensible por qué fracasó la idea de sustituir en las minas a los obstinados indígenas por los dóciles negros de las plantaciones del llano. Los negros en estas cuevas carentes de oxígeno sencillamente morían por centenares. No resultaban rentables. Precisamente esto fue lo que salvó a los indígenas del altiplano de su exterminio total, ya que sólo ellos son capaces de soportar tales sobrecargas.




Después de esta excursión “semi encorvado” me impregné aún más de la difícil suerte de los mineros. De paso recordé la trágica serie de catástrofes que se han producido en las minas en el “espacio postsoviético”. Así son las cosas en realidad, a pesar de que alrededor no se pare de hablar acerca del progreso y de los logros técnicos y, además, sobre el deber social. Todo y en todas partes no es más que habladurías. Por lo visto, los mineros indígenas no habían olvidado que el deber social estaba aún por cobrar y por ello, de la producción capitalista, se llevaban todo lo que les cayera a mano. Lo interesante es que una parte considerable de la exposición está dedicada precisamente a esto: a la “tecnología para apropiarse la propiedad privada ajena”. También hay otra explicación a este fenómeno: para los indígenas simplemente no existía el concepto de propiedad.



Mientras me iba abriendo paso hacia la salida salvadora pasando delante de vitrinas con muestras de mineral y del equipamiento que usaron los mineros hace cientos de años, por un instante me pareció que ¡nunca volvería a ver la luz del día! Muy oportunamente hizo su aparición el diablo protector (Tío) de la cueva, recibiendo donaciones. Le di 20 bolivianos y ¡justo entonces al frente resurgió la luz! Con un agotamiento extremo y bañado en sudor, ¡por fin pude llegar vivo hasta el último peldaño de la salida de la mina!



Luego se tales pruebas, involuntariamente sales a buscar “El Capital” de Karl Marx y comienzas a tomar notas y a hacer compendios. Más tarde o más temprano va a hacer falta. Los sistemas sociales antihumanos están condenados.
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